…..Y por si fuera poco, una semana después, allí estábamos, en Jumilla, a la espera de la salida para correr una media maratón.
No fue una semana normal. Estábamos en las nubes, todos los días nos mirábamos y nos reíamos, eran buenos tiempos. Incluso un profesor nos felicitó personalmente, nos sentíamos alguien por un momento.
Pero ahora tocaba correr otra vez. Recuerdo los dolores impresionantes de gemelos durante esa semana, las noches en las que me despertaba rabiando de dolor porque se quedaba el gemelo engarrotado, el esfuerzo que me suponía una escalera…etc. Esa semana no salimos a entrenar, aunque el jueves, viendo el pampaneo yo tuve que salir a relajar gemelos. Pablo optó por no salir y aguantar a la carrera del domingo.
Así pues, en un abrir y cerrar de ojos, nos plantamos en jumilla, 8 días después de correr la ruta de las fortalezas. Quedé con pablo y su padre a las 7.30 en la opinión para ir a Jumilla. Hacía mucho frio mientras esperaba, y solo los repartidores de periódicos que salían de la opinión, me hacían creer que no era el único a esas horas de la mañana. Al poco tiempo, pasan a por mí. En el coche teníamos mucho sueño, pero aguantamos hasta Jumilla sin cerrar los ojos.
Fuimos precavidos, no queríamos que se nos hiciese tarde. La carrera empezó a las 10 de la mañana, pero allí estábamos nosotros a las 8.30, recogiendo nuestro dorsal y nuestra bolsa con diferentes recuerdos, en los que destacar una camiseta y una botella de vino. Fuimos a casa de pablo para hacer tiempo y después de enseñarme su casa, fuimos a por el periódico para su padre. Aun recuerdo titulares de esos periódicos. Al poco tiempo, nos fuimos a un bar a desayunar algo, cortesía de su padre. Pablo y yo, solo tomamos un vaso de zumo de naranja, no era plan de comer a pocas horas de la carrera. Su padre, a nuestra salud, un café con churros. Cuando faltaba poco nos fuimos hacia la salida, para ir entrando en ambiente. Había bastante gente, incluyendo algún que otro corredor famoso.
Por megafonía anuncian que habrá trofeo para los 5 primeros clasificados de cada categoría, así que salimos con más motivación. La salida se nos echó encima y nos vimos metidos en un pelotón de más de 800 personas. La gente salió muy rápido, más de lo esperado por mi cuenta, pues era 22 km. Poco a poco nos ponemos a ritmo constante y vamos adelantando a gente, pero nada del otro mundo. No fue mucho el tiempo que pasó desde que empezó la carrera hasta que mis piernas empezaron a decirme que qué hacía yo allí, una semana después de la ruta de las fortalezas…la verdad es que tenían razón. ¿Abandonar? No, mientras pablo esté allí. Desde luego si no voy acompañado por el a esa salida, no corro la carrera.
Y poco a poco esos dolores iban a más, y más, y más… recuerdo que decía: “pablo, tírale tu que yo no puedo” pero nada, como el que oye llover. Quizás eso fue lo que me hizo seguir (quizás no, seguro). Terminamos la primera vuelta al circuito grande, la primera al pequeño, y cuando íbamos por la segunda del grande, mis piernas no aguantaban más. Llevábamos aproximadamente 12- 13 km. Mi cuerpo se vino abajo, ya no era cuestión de bajar el ritmo, era cuestión de pensar en abandonar o seguir. Y seguí, pero después de insistir una y otra vez, por fin pablo me hizo caso y tiró a su ritmo hasta el final. Veía como se alejaba y no podía hacer nada, estaba físicamente muerto. Me daban escalofríos, se me dormían los brazos, pero como soy “poco” orgulloso, pensé que tenía que tirarle hasta el final. Y así hice. Fueron los peores kilómetros de mi vida, cada punto de avituallamiento me tiraba una botella de agua por la cabeza y me bebía otra. También me pasaba la esponja fría por la cara. Eso acentuaba mis escalofríos. Las pequeñas pendientes del recorrido se me hacían como un puerto de montaña, era insoportable. Con una cara de mala leche, malos pensamientos sobre mi forma física y por suerte, pasando a las personas que se retiraban (por fin algo de moral) me planté en los últimos kilómetros. La gente de las calles me gritaba siempre lo mismo: “¡vamos joven!” pero no podía más.
Pablo estará llegando a la meta, eso es lo único que pensaba. Y tras 1 hora 56 min, creo recordar, llegó a meta haciendo un pequeño spring, porque para chulo yo. Me moría, no hay otra forma de definirlo. Mi cuerpo necesitaba algo que no sabía que era. Me encontré con pablo, y él terminó en mucho menos que yo, unos 7-8 min menos, aunque no me hagáis mucho caso. Lo peor había pasado. Tomamos unos frutos secos para recuperar, algún zumo, agua, pastelillos y bebidas isotónicas. Poco a poco volvía a ser persona. Había fisios en la meta, estudiantes de la universidad de Murcia, pero había demasiada cola. Asique a relajar gemelos andando, y sin pararme durante un tiempo. Vinieron familiares de pablo a la meta, y mientras esperábamos a la clasificación, pablo aun tenía fuerzas para jugar al futbol con sus primos. Este tío es alucinante. No solo termina la carrera sin mayores problemas una semana después de la ruta de las fortalezas, sino que en la meta se pone a jugar al futbol…
Tras una espera reponiendo fuerzas, nos vamos al tablón donde anteriormente estaban los dorsales, y ahora, las clasificaciones. 4º y 5º en categoría. Poca gente había en nuestra categoría, pues entre el 4º y el 5º pasaron unos minutos sin que entrara nadie. El caso es que pablo quedó 4º y yo 5º. En realidad me daba todo igual, en ese momento estaba contento por haber acabado la carrera. Esperamos a la entrega de premios, pero cuál fue nuestra sorpresa, que reducen los premios a los 3 primeros clasificados de categoría, así que para casa con las manos vacías. Volvimos al coche de pablo, entrando antes en la casa de sus familiares para cambiarnos de camiseta, y para Murcia.
En el coche me dormía, como en el camino de vuelta, pero esta vez de cansancio y no de sueño. Hablando con su padre sobre la carrera que quería estudiar (que nada tiene que ver con lo que he estoy estudiando) llegamos a Murcia y me dejaron en la misma puerta de mi casa, todo un detalle. Nos despedimos hasta el día siguiente que nos veríamos en el instituto.
De esta carrera, no se las veces que se lo habré dicho ya a pablo, solo tengo malos recuerdos. No se cómo pude aguantar, y tampoco como pablo hizo ese tiempo.
Este relato no tiene nada de especial, al menos no tanto como la ruta de las fortalezas, que nos marcó de por vida a los dos. Pero no es ahí a donde quería llegar… esta carrera no la hubiese hecho sin pablo, es que ni pasarme por la cabeza. De hecho, una vez dentro, no se cómo terminé. Bueno en realidad sí, porque pablo no se fue cuando le dije la primera vez “tira, que yo no puedo”. Y esa es la finalidad de esta actualización, Pablo. Esta actualización del blog la hago porque hoy no es un día cualquiera. Hoy, hace 18 años, nació tal personaje del que os hablo en este blog, todo un fuera de serie. Este personaje juega al futbol como él solo, hace boleas en tenis imposibles como el solo (es imposible imitarle), anima a la gente como él solo, está cuando lo necesitas independientemente de dónde/cómo esté, te hace sentir mejor en cualquier momento…
Eso, junto a los momentos que hemos pasado juntos, me hace pensar que es un fuera de serie. Porque esos momento en mi portal después de entrenar son únicos, porque cuando corremos y me desahogo él es imposible sentirse mejor, por esas frases que me dice para picarme y siempre me acaba diciendo: “oye lo siento si me he pasado, si quieres no te lo digo más”, porque empezamos a correr hablando de un tema y casi siempre acabamos hablando de otro totalmente distinto, porque si tiene que ir desde su casa hasta la mía para correr y luego le digo que no puedo correr, con las mismas que viene nos ponemos a hablar y luego se va a su casa, porque le da igual ir a la seda que ir a espinardo, porque se ofrece hasta a venir a Cartagena solo para hablar conmigo, porque en estos momentos me dice que si quiero algo que le llame, porque entiende que si no puedo subir a Murcia no es por mi culpa…en definitiva, porque entiende TODO y hace lo IMPOSIBLE para que te sientas mejor. Primero están sus amigos y luego él. Y en definitiva, porque hoy cumple 18 años el tío sin el que este blog no tendría sentido…
Por todo eso, y por todas las anécdotas que nos quedan por vivir, solo queda decir FELICIDADES, y espero verte dentro de pocas horas.